La guía de Pasaje de Amores

Jose R.
La guía de Pasaje de Amores

Lugares emblemáticos

Plaza Calderón de la Barca, s/n (Sevilla) El Palacio de los Marqueses de La Algaba es un edificio histórico y uno de los mejores exponentes de la arquitectura mudéjar civil de la ciudad. Alberga el Centro de Arte Mudéjar de Sevilla.La portada principal es de gran interés y posee dos cuerpos: el inferior construido con sillares de piedra, y el superior decorado con azulejos polícromos. El interior se organiza en 2 plantas alrededor de un patio central dispuesto sobre arquerías, las cuales estaban sostenidas por columnas de mármol procedentes de Génova, la mayoría de las cuales no se han conservado. Lateralmente puede verse una torre de estructura similar a la de la Torre de los Guzmanes situada en el municipio de La Algaba. Destaca el ornamento original de una de las salas de la planta baja, con dibujos formados por elementos vegetales y escudos de armas, así como la grandiosa escalera principal, que ha sido reconstruida minuciosamente.
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Palacio Marqueses de la Algaba
s/n Pl. Calderón de la Barca
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Plaza Calderón de la Barca, s/n (Sevilla) El Palacio de los Marqueses de La Algaba es un edificio histórico y uno de los mejores exponentes de la arquitectura mudéjar civil de la ciudad. Alberga el Centro de Arte Mudéjar de Sevilla.La portada principal es de gran interés y posee dos cuerpos: el inferior construido con sillares de piedra, y el superior decorado con azulejos polícromos. El interior se organiza en 2 plantas alrededor de un patio central dispuesto sobre arquerías, las cuales estaban sostenidas por columnas de mármol procedentes de Génova, la mayoría de las cuales no se han conservado. Lateralmente puede verse una torre de estructura similar a la de la Torre de los Guzmanes situada en el municipio de La Algaba. Destaca el ornamento original de una de las salas de la planta baja, con dibujos formados por elementos vegetales y escudos de armas, así como la grandiosa escalera principal, que ha sido reconstruida minuciosamente.
La parroquia de Omnium Sanctorum, ubicada en la calle Feria de Sevilla, fue erigida tras la Conquista de la ciudad, dentro de la collación designada a Alvar Negro, uno de los caballeros que ayudaron a San Fernando en su empresa reconquistadora. En origen se reaprovecharon las instalaciones de una vieja mezquita almohade, efectuándose una primera reforma en tiempos de Pedro el Justiciero tras el terremoto de 1355, dentro del imperante estilo gótico-mudéjar. A la derecha, adosada al Templo Parroquial, se erige la Torre alminar almohade de la antigua Mezquita, recrecida posteriormente para incorporarle el cuerpo de campanas y rematada por un chapitel de azulejería. Destaca en ella su decoración con paños de sebka, derivada de las labores presentes en la Giralda. La fachada norte posee un hueco con balcón de los siglos XIV y XV, y encima ostenta cuadro de ladrillo con idénticas labores a los lados de oriente y poniente. La fachada sur del alminar se adorna con atauriques ajacarados similares a los de la fachada de poniente. El campanario está formado por dos vanos de arcos de medio punto a los cuatro frentes. Culmina este cuerpo con cornisa volada sostenida por canecillos del siglo XIV. Completan la fachada, el azulejo de la Santísima Virgen realizado por D. Antonio Kiernan Flores en 1929, la Cruz de Cerrajería y el azulejo conmemorativo del cincuentenario fundacional de la Hermandad de los Javieres. La portada del muro sur de la zona de la Epístola, construida en el último tercio del siglo XIV, se compone de una portada pétrea de tejaroz, con canecillos de cabezas zoomórficas. Bajo éstos, se encuentra un gran arco apuntado con baquetones y encima del mismo tres hornacinas vacías con doseletes.
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Iglesia de Omnium Sanctorum
2 C. Peris Mencheta
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La parroquia de Omnium Sanctorum, ubicada en la calle Feria de Sevilla, fue erigida tras la Conquista de la ciudad, dentro de la collación designada a Alvar Negro, uno de los caballeros que ayudaron a San Fernando en su empresa reconquistadora. En origen se reaprovecharon las instalaciones de una vieja mezquita almohade, efectuándose una primera reforma en tiempos de Pedro el Justiciero tras el terremoto de 1355, dentro del imperante estilo gótico-mudéjar. A la derecha, adosada al Templo Parroquial, se erige la Torre alminar almohade de la antigua Mezquita, recrecida posteriormente para incorporarle el cuerpo de campanas y rematada por un chapitel de azulejería. Destaca en ella su decoración con paños de sebka, derivada de las labores presentes en la Giralda. La fachada norte posee un hueco con balcón de los siglos XIV y XV, y encima ostenta cuadro de ladrillo con idénticas labores a los lados de oriente y poniente. La fachada sur del alminar se adorna con atauriques ajacarados similares a los de la fachada de poniente. El campanario está formado por dos vanos de arcos de medio punto a los cuatro frentes. Culmina este cuerpo con cornisa volada sostenida por canecillos del siglo XIV. Completan la fachada, el azulejo de la Santísima Virgen realizado por D. Antonio Kiernan Flores en 1929, la Cruz de Cerrajería y el azulejo conmemorativo del cincuentenario fundacional de la Hermandad de los Javieres. La portada del muro sur de la zona de la Epístola, construida en el último tercio del siglo XIV, se compone de una portada pétrea de tejaroz, con canecillos de cabezas zoomórficas. Bajo éstos, se encuentra un gran arco apuntado con baquetones y encima del mismo tres hornacinas vacías con doseletes.
Su fundación data de la segunda mitad del siglo XIII, o sea, casi inmediatamente después de ser reconquistada Sevilla. Su estilo corresponde al gótico-mudéjar , siendo una de las iglesias denominadas alfonsinas, edificadas durante el reinado de Alfonso X el Sabio. En su interior guarda lienzos del siglo XVIII de Domingo Martínez y de Juan de Espinal, así como un crucificado del XVII del círculo de Martínez Montañés. En el presbiterio destaca un viejo zócalo alicatado, con dibujos de temas geo- métricos, obra de finales del siglo XIII.
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Iglesia de San Gil
125 C. San Luis
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Su fundación data de la segunda mitad del siglo XIII, o sea, casi inmediatamente después de ser reconquistada Sevilla. Su estilo corresponde al gótico-mudéjar , siendo una de las iglesias denominadas alfonsinas, edificadas durante el reinado de Alfonso X el Sabio. En su interior guarda lienzos del siglo XVIII de Domingo Martínez y de Juan de Espinal, así como un crucificado del XVII del círculo de Martínez Montañés. En el presbiterio destaca un viejo zócalo alicatado, con dibujos de temas geo- métricos, obra de finales del siglo XIII.
Las murallas de Sevilla fueron unas cercas militares que rodeaban el casco antiguo de la ciudad de Sevilla desde la época romana con continuas remodelaciones, fruto de los avatares vividos a lo largo de la historia de la ciudad durante sus periodos romano, visigodo, islámico y finalmente castellano. Subsistieron hasta el siglo XIX en que fueron parcialmente derribadas tras la revolución de 1868, conservándose en la actualidad algunos paños en el barrio de la Macarena y el entorno del Real Alcázar de Sevilla, principalmente. Existieron hasta dieciocho puertas y postigos de acceso, de las cuales permanecen únicamente cuatro: la puerta de la Macarena, la puerta de Córdoba, el postigo del Aceite y el del Alcázar. Construcción durante el imperio romano Las cercas defensivas de la ciudad fueron construidas en tiempos de Julio César, aproximadamente entre los años 68 y 65 a. C., cuando era cuestor de la ciudad. Esta nueva edificación tuvo como fin el de reemplazar la antigua empalizada cartaginesa de troncos y barro que existía, siendo ampliadas y perfeccionadas durante el imperio de su hijo César Augusto debido al crecimiento de la ciudad; estaban protegidas por torreones ciclópeos. Los restos materiales de esta etapa sólo son reconocibles en el material reutilizado en época califal en la nueva muralla del Real Alcázar.Ampliación en la etapa islámica: siglos IX-XII Durante el dominio islámico, concretamente en el año 844 la ciudad fue arrasada por los vikingos, y las murallas fueron pasto de las llamas. Tras ello el emir Abderramán II, cuarto emir omeya de Córdoba (822-852) mandó reconstruirlas. Fueron nuevamente destruidas por su tataranieto Abderramán III, octavo emir independiente (912-929) y primer califa omeya de Córdoba (929-961), junto con las puertas de las mismas, en el año 913 pensando con ello que se evitarían conatos de secesión contra Córdoba, convertida por él mismo en capital de Al-Ándalus.
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Walls of Seville
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Las murallas de Sevilla fueron unas cercas militares que rodeaban el casco antiguo de la ciudad de Sevilla desde la época romana con continuas remodelaciones, fruto de los avatares vividos a lo largo de la historia de la ciudad durante sus periodos romano, visigodo, islámico y finalmente castellano. Subsistieron hasta el siglo XIX en que fueron parcialmente derribadas tras la revolución de 1868, conservándose en la actualidad algunos paños en el barrio de la Macarena y el entorno del Real Alcázar de Sevilla, principalmente. Existieron hasta dieciocho puertas y postigos de acceso, de las cuales permanecen únicamente cuatro: la puerta de la Macarena, la puerta de Córdoba, el postigo del Aceite y el del Alcázar. Construcción durante el imperio romano Las cercas defensivas de la ciudad fueron construidas en tiempos de Julio César, aproximadamente entre los años 68 y 65 a. C., cuando era cuestor de la ciudad. Esta nueva edificación tuvo como fin el de reemplazar la antigua empalizada cartaginesa de troncos y barro que existía, siendo ampliadas y perfeccionadas durante el imperio de su hijo César Augusto debido al crecimiento de la ciudad; estaban protegidas por torreones ciclópeos. Los restos materiales de esta etapa sólo son reconocibles en el material reutilizado en época califal en la nueva muralla del Real Alcázar.Ampliación en la etapa islámica: siglos IX-XII Durante el dominio islámico, concretamente en el año 844 la ciudad fue arrasada por los vikingos, y las murallas fueron pasto de las llamas. Tras ello el emir Abderramán II, cuarto emir omeya de Córdoba (822-852) mandó reconstruirlas. Fueron nuevamente destruidas por su tataranieto Abderramán III, octavo emir independiente (912-929) y primer califa omeya de Córdoba (929-961), junto con las puertas de las mismas, en el año 913 pensando con ello que se evitarían conatos de secesión contra Córdoba, convertida por él mismo en capital de Al-Ándalus.
No todas las puertas de Sevilla tenían forma de arcos triunfales. Uno de los ejemplos, que por fortuna todavía sigue en pie, es la Puerta de Córdoba. "Erase una vez un príncipe visigodo llamado Hermenegildo, que su padre el poderoso  rey Leovigildo envío a gobernar la Bética.  Corrían los años finales del siglo IV. Casose  con una  hermosa princesa de nombre Ingunda." Fue esta princesa católica la que junto con el arzobispo Leandro de Sevilla los que con sus intentos lograron que el joven príncipe abrazara la religión católica abandonando así las creencias del arrianismo heredadas de su estirpe. El príncipe lo hizo con tanto convencimiento que se bautizó como Juan y se enfrentó a su padre para autoproclamarse rey de Sevilla. Su padre Leovigildo, que profesaba la corriente herejética del arrianismo puso cerco a la  rebelde y católica ciudad de Sevilla, hasta que tras su rendición hicieron cautivo al príncipe converso, en la torre de Córdoba y allí  fue torturado y decapitado por su osadía, aunque como defensor de la fé católica pasó a ser un Santo mártir. la lápida colocada en la Iglesia de San Hermenegildo , antes estaba en la Puerta de Cordoba , donde tanto en latin como español se hace constar la tradición de cautiverio y muerte de dicho santo La gran devoción que hubo entre el siglo XV y XVI en Sevilla, por el santo visigodo motivó que se llegara a construir en su honor, la Iglesia de San Hermenegildo, que aún hoy en día mantiene el mismo nombre, debido al poco espacio disponible para el culto lo que hizo necesaria la construcción de la Iglesia. La Puerta de Córdoba , recibe este nombre debido a que era la salida natural de Sevilla hacia Córdoba. Junto con La Puerta de la Macarena y el Postigo del Aceite son las únicas entradas que aún existen en Sevilla. La suerte del indulto sobre su derribo de  la muralla macarena, La puerta del mismo nombre y la Puerta de Córdoba, se debió según el cronista Gonzalez de León, al buen estado de conservación.
Puerta de Córdoba
1 C. Prta de Córdoba
No todas las puertas de Sevilla tenían forma de arcos triunfales. Uno de los ejemplos, que por fortuna todavía sigue en pie, es la Puerta de Córdoba. "Erase una vez un príncipe visigodo llamado Hermenegildo, que su padre el poderoso  rey Leovigildo envío a gobernar la Bética.  Corrían los años finales del siglo IV. Casose  con una  hermosa princesa de nombre Ingunda." Fue esta princesa católica la que junto con el arzobispo Leandro de Sevilla los que con sus intentos lograron que el joven príncipe abrazara la religión católica abandonando así las creencias del arrianismo heredadas de su estirpe. El príncipe lo hizo con tanto convencimiento que se bautizó como Juan y se enfrentó a su padre para autoproclamarse rey de Sevilla. Su padre Leovigildo, que profesaba la corriente herejética del arrianismo puso cerco a la  rebelde y católica ciudad de Sevilla, hasta que tras su rendición hicieron cautivo al príncipe converso, en la torre de Córdoba y allí  fue torturado y decapitado por su osadía, aunque como defensor de la fé católica pasó a ser un Santo mártir. la lápida colocada en la Iglesia de San Hermenegildo , antes estaba en la Puerta de Cordoba , donde tanto en latin como español se hace constar la tradición de cautiverio y muerte de dicho santo La gran devoción que hubo entre el siglo XV y XVI en Sevilla, por el santo visigodo motivó que se llegara a construir en su honor, la Iglesia de San Hermenegildo, que aún hoy en día mantiene el mismo nombre, debido al poco espacio disponible para el culto lo que hizo necesaria la construcción de la Iglesia. La Puerta de Córdoba , recibe este nombre debido a que era la salida natural de Sevilla hacia Córdoba. Junto con La Puerta de la Macarena y el Postigo del Aceite son las únicas entradas que aún existen en Sevilla. La suerte del indulto sobre su derribo de  la muralla macarena, La puerta del mismo nombre y la Puerta de Córdoba, se debió según el cronista Gonzalez de León, al buen estado de conservación.
La puerta de la Macarena corresponde al periodo almorávide de Sevilla, por lo que debió ser levantada en la última ampliación de la muralla en el siglo XII, aunque el historiador Santiago Montoto de Sedas sostiene que ésta es, según la tradición, la única puerta que se conserva de las que mandó construir Julio César en Hispalis. En Sevilla,  la puerta de la Macarena junto con la puerta de Córdoba son la dos que por suerte aún se pueden conjugar en presente, se encuentra ubicada en la confluencia entre la calle San Luis (antigua calzada romana de Hispalis según restos arqueológicos hallados en concreto el cardo máximo, eje norte sur de la ciudad pasaba justo por debajo de las casas que están frente a la Plaza del Pumarejo) y La Resolana. El estilo actual, tras muchas transformaciones se debe  al arquitecto José Chamorro. «Extremo serás del mundo, Sevilla, pues en ti vemos juntarse los dos extremos». Esta inscripción se sitúa en la puerta norte de la muralla de la Macarena. En el tímpano de la puerta también se puede observar la imagen de la Virgen Macarena en azulejos pintados a mano con una leyenda que dice: ''Esperanza nuestra, Ella es Tabernáculo de Dios y Puerta del Cielo'', Flanqueado por los escudos de España, Sevilla y la Hermandad de la Macarena que fue fundada en 1595 por el gremio de hortelanos de la ciudad en el desaparecido convento de San Basilio, ubicado en el barrio de Feria y perteneciente a la parroquia de Omnium Sanctorum. En 1653 fue trasladada a la parroquia de San Gil. Finalmente, y tras la construcción a la basílica en 1949, su sede fue instaurada en ella. Realizó su primera salida procesional en 1615 y en la actualidad realiza su estación de penitencia durante la madrugada del Viernes Santo. La puerta de la Macarena fue desde siempre uno de los arcos de entrada más importantes de todas las versiones de la ciudad de Sevilla. Este acceso era utilizado por los reyes de Castilla al entrar en Sevilla por primera vez, ante sus muros se levantaba un altar en el que realizaban su pleito homenaje, y tras lo cual les eran entregadas las llaves de la ciudad,  y así lo hicieron Alfonso XI de Castilla (1327), Isabel I de Castilla (1477), Fernando II de Aragón (1508), Carlos I de España y su prometida Isabel de Portugal (1526), y por último Felipe IV (1624). Después de pasar por esta Puerta se procedía a la jura de los privilegios y se iniciaba el cortejo que con gran ceremonia recorría la prolongación del antiguo Cardo Maximus romano hasta el centro de Sevilla para después partir hasta el Alcázar Sevillano. Existen diversas teorías acerca del origen etimológico del vocablo Macarena, y los historiadores nos ofrecen diversas teorías según sus investigaciones. Las propuestas más lejanas atribuyen a la palabra un origen griego, siendo vinculado al nombre de Macaria, hija de Hércules fundador de Sevilla. También existe la hipótesis de su origen romano, concretamente de un patricio llamado Macarius, que habría tenido grandes propiedades en la zona. Esta aldea se asentó sobre las tierras de un patricio romano llamado Macarius y de ahí su nombre seguramente. Es decir, el nombre de la puerta proviene de lo que había afuera y por la cual siguiendo su camino de salida podíamos llegar. Otras de las teorías,  es que en época de al-Andalus, a varios kilómetros de la Bab-Al-Makrin nombre del Arco de la Macarena en Isbiliya, existía una aldea llamada Makrin y de ahí vendría el nombre de la puerta Macarena al referirse a unos de los destinos donde llevaría el camino que partía desde esta puerta. Según se cree esta aldea desapareció durante el asedio a la ciudad de Isbiliya el rey San Fernando en la reconquista de Sevilla. La teoría que se considera más plausible quizás por su cercanía en el tiempo es la de su origen almohade, a través de una infanta mora que vivía junto a la muralla, o de un moro del mismo nombre, tal y como relata en 1587 el escritor Alonso Morgado en su Historia de Sevilla: "Que la Puerta de la Macarena tomó su nombre de un Moro principal llamado Macarena, por quanto salía él por esta Puerta a una su heredad media legua de Sevilla, donde hasta oy permanece una Torrezilla llamada Macarena del nombre deste Moro, que la edificó en aquella su pertenencia. Y por la misma razón se llama oy también Collado de la Cabeça de Macarena, en el camino de la Rinconada, pueblo de aquel tiempo una legua de Sevilla" El aspecto de la puerta de la Macarena,  antigua puerta almorávide, puede deducirse de algunas referencias iconográficas y documentales que se conservan. Según la descripción hecha en 1535 por Luis de Peraza, debió ser una entrada con una fortificación muy importante, que contaba con un primer arco de acceso a la barbacana y, tras el camino de ronda de ésta, dos arcos más, uno a cada lado, con dos altas torres entre ellos y una robusta puerta intermedia que daba entrada a Sevilla. Su estado de conservación debió ser muy deficiente. El primer informe sobre su construcción lo da el maestro mayor de obras de la ciudad Hernán Ruiz II en 1560 cuando dice que debe ser derribada para ser levantada de nuevo como otras tantas puertas de la muralla. Al año siguiente el Ayuntamiento hizo algunas mejoras en este tramo de torres y almenas de la Macarena, colocando además una placa con las armas del Rey Felipe II, como ya se había ordenado en el año anterior para las puertas principales. Su importancia mercantil como punto de comercio del vino y el pan se vio incrementado en la Edad Moderna por la construcción del Hospital de las Cinco Llagas también llamado "Hospital de La Sangre" que se levantó frente a ella, un grandioso edificio renacentista que a los valores sanitarios y estéticos sumó el de la urbanización de un amplio llano que antes solo era un simple cruce de caminos. En 1588 se acordó construir una garita para la guardia y unos meses más tarde Lorenzo de Oviedo llevó a cabo unas reformas para ensancharla, en las que probablemente el cuerpo bajo tomaría el aspecto que se conserva aún en la actualidad para esta Puerta, con un amplio arco con pilastras almohadilladas. En 1589 se hizo preciso reparar y luego sustituir las hojas de madera de la puerta, y en 1594 el maestro mayor de la ciudad informó sobre su estado de ruina y el peligro que entrañaba para sus usuarios. La puerta de la Macarena actualmente aparece adosada por uno de sus lados a un amplio lienzo de muralla y barbacana que se extiende desde este punto hasta la siguiente entrada del recinto amurallado, y que también aún existe, la denominada Puerta de Córdoba.
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Arco De La Macarena
1 C. Bécquer
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La puerta de la Macarena corresponde al periodo almorávide de Sevilla, por lo que debió ser levantada en la última ampliación de la muralla en el siglo XII, aunque el historiador Santiago Montoto de Sedas sostiene que ésta es, según la tradición, la única puerta que se conserva de las que mandó construir Julio César en Hispalis. En Sevilla,  la puerta de la Macarena junto con la puerta de Córdoba son la dos que por suerte aún se pueden conjugar en presente, se encuentra ubicada en la confluencia entre la calle San Luis (antigua calzada romana de Hispalis según restos arqueológicos hallados en concreto el cardo máximo, eje norte sur de la ciudad pasaba justo por debajo de las casas que están frente a la Plaza del Pumarejo) y La Resolana. El estilo actual, tras muchas transformaciones se debe  al arquitecto José Chamorro. «Extremo serás del mundo, Sevilla, pues en ti vemos juntarse los dos extremos». Esta inscripción se sitúa en la puerta norte de la muralla de la Macarena. En el tímpano de la puerta también se puede observar la imagen de la Virgen Macarena en azulejos pintados a mano con una leyenda que dice: ''Esperanza nuestra, Ella es Tabernáculo de Dios y Puerta del Cielo'', Flanqueado por los escudos de España, Sevilla y la Hermandad de la Macarena que fue fundada en 1595 por el gremio de hortelanos de la ciudad en el desaparecido convento de San Basilio, ubicado en el barrio de Feria y perteneciente a la parroquia de Omnium Sanctorum. En 1653 fue trasladada a la parroquia de San Gil. Finalmente, y tras la construcción a la basílica en 1949, su sede fue instaurada en ella. Realizó su primera salida procesional en 1615 y en la actualidad realiza su estación de penitencia durante la madrugada del Viernes Santo. La puerta de la Macarena fue desde siempre uno de los arcos de entrada más importantes de todas las versiones de la ciudad de Sevilla. Este acceso era utilizado por los reyes de Castilla al entrar en Sevilla por primera vez, ante sus muros se levantaba un altar en el que realizaban su pleito homenaje, y tras lo cual les eran entregadas las llaves de la ciudad,  y así lo hicieron Alfonso XI de Castilla (1327), Isabel I de Castilla (1477), Fernando II de Aragón (1508), Carlos I de España y su prometida Isabel de Portugal (1526), y por último Felipe IV (1624). Después de pasar por esta Puerta se procedía a la jura de los privilegios y se iniciaba el cortejo que con gran ceremonia recorría la prolongación del antiguo Cardo Maximus romano hasta el centro de Sevilla para después partir hasta el Alcázar Sevillano. Existen diversas teorías acerca del origen etimológico del vocablo Macarena, y los historiadores nos ofrecen diversas teorías según sus investigaciones. Las propuestas más lejanas atribuyen a la palabra un origen griego, siendo vinculado al nombre de Macaria, hija de Hércules fundador de Sevilla. También existe la hipótesis de su origen romano, concretamente de un patricio llamado Macarius, que habría tenido grandes propiedades en la zona. Esta aldea se asentó sobre las tierras de un patricio romano llamado Macarius y de ahí su nombre seguramente. Es decir, el nombre de la puerta proviene de lo que había afuera y por la cual siguiendo su camino de salida podíamos llegar. Otras de las teorías,  es que en época de al-Andalus, a varios kilómetros de la Bab-Al-Makrin nombre del Arco de la Macarena en Isbiliya, existía una aldea llamada Makrin y de ahí vendría el nombre de la puerta Macarena al referirse a unos de los destinos donde llevaría el camino que partía desde esta puerta. Según se cree esta aldea desapareció durante el asedio a la ciudad de Isbiliya el rey San Fernando en la reconquista de Sevilla. La teoría que se considera más plausible quizás por su cercanía en el tiempo es la de su origen almohade, a través de una infanta mora que vivía junto a la muralla, o de un moro del mismo nombre, tal y como relata en 1587 el escritor Alonso Morgado en su Historia de Sevilla: "Que la Puerta de la Macarena tomó su nombre de un Moro principal llamado Macarena, por quanto salía él por esta Puerta a una su heredad media legua de Sevilla, donde hasta oy permanece una Torrezilla llamada Macarena del nombre deste Moro, que la edificó en aquella su pertenencia. Y por la misma razón se llama oy también Collado de la Cabeça de Macarena, en el camino de la Rinconada, pueblo de aquel tiempo una legua de Sevilla" El aspecto de la puerta de la Macarena,  antigua puerta almorávide, puede deducirse de algunas referencias iconográficas y documentales que se conservan. Según la descripción hecha en 1535 por Luis de Peraza, debió ser una entrada con una fortificación muy importante, que contaba con un primer arco de acceso a la barbacana y, tras el camino de ronda de ésta, dos arcos más, uno a cada lado, con dos altas torres entre ellos y una robusta puerta intermedia que daba entrada a Sevilla. Su estado de conservación debió ser muy deficiente. El primer informe sobre su construcción lo da el maestro mayor de obras de la ciudad Hernán Ruiz II en 1560 cuando dice que debe ser derribada para ser levantada de nuevo como otras tantas puertas de la muralla. Al año siguiente el Ayuntamiento hizo algunas mejoras en este tramo de torres y almenas de la Macarena, colocando además una placa con las armas del Rey Felipe II, como ya se había ordenado en el año anterior para las puertas principales. Su importancia mercantil como punto de comercio del vino y el pan se vio incrementado en la Edad Moderna por la construcción del Hospital de las Cinco Llagas también llamado "Hospital de La Sangre" que se levantó frente a ella, un grandioso edificio renacentista que a los valores sanitarios y estéticos sumó el de la urbanización de un amplio llano que antes solo era un simple cruce de caminos. En 1588 se acordó construir una garita para la guardia y unos meses más tarde Lorenzo de Oviedo llevó a cabo unas reformas para ensancharla, en las que probablemente el cuerpo bajo tomaría el aspecto que se conserva aún en la actualidad para esta Puerta, con un amplio arco con pilastras almohadilladas. En 1589 se hizo preciso reparar y luego sustituir las hojas de madera de la puerta, y en 1594 el maestro mayor de la ciudad informó sobre su estado de ruina y el peligro que entrañaba para sus usuarios. La puerta de la Macarena actualmente aparece adosada por uno de sus lados a un amplio lienzo de muralla y barbacana que se extiende desde este punto hasta la siguiente entrada del recinto amurallado, y que también aún existe, la denominada Puerta de Córdoba.
El Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla ue fundado por Doña Catalina de Ribera y Mendoza, que fue esposa de Pedro Enríquez de Quiñones. El hospital acogía a mujeres con diversas enfermedades. Fue dotado de un gran patrimonio, dado en donaciones, y para su constitución fueron otorgadas dos bulas del Papa Alejandro VI, en 1500 y 1502. También obtuvo las bulas de Clemente VII y Julio III en 1524 y 1549 para estar exento de la jurisdicción ordinaria. La bula de la Alejandro VI la solicitó Catalina de Ribera para que sólo se atendieran a mujeres, pero la bula de Clemente VII de 1524 lo hizo extensible a los hombres pobres. Sólo tuvo funciones sanitarias aunque a partir de 1750 se utilizó parte como hospicio. Fachadas El plan de este edificio, el de más envergadura de la España de su tiempo, se basó en el de las fundaciones hospitalarias de los Reyes Católicos, aunque aproximándose más al modelo que en ellos se había copiado, el del hospital Mayor de Milán, obra de Filarete. Concebido como un gran rectángulo con torres en las esquinas y cuyas fachadas se articulan en dos pisos mediante órdenes clásicos, la inicial simetría de su planta planificada alrededor de cuatro grandes patios fue posteriormente alterada al situarse la iglesia aislada en el centro de uno de ellos. El edificio presenta largas fachadas que se dividen horizontalmente en tres cuerpos mediante molduraciones rematadas por una cornisa. Verticalmente se presentan sus huecos entre pedestales, en los que se apoyan órdenes apilastrados dóricos y, sobre éstos, otros jónicos. Los balcones de la planta superior se flanquean entre órdenes abalaustrados, frontones y acróteras, en una ordenación continuada de marcado italianismo. Iglesia Decisiva intervención en la obra tiene Hernán Ruiz II, quien después de ser nombrado Maestro Mayor de las obras de este hospital en 1558, termina algunas de las partes que dejó sin acabar Martín de Gaínza, su antecesor, y remata las torres. Su principal aportación en la construcción consiste en su majestuosa e innovadora iglesia, de planta de cruz latina con cuatro capillas laterales y ábside semicircular delante de la sacristía. Con esta iglesia se inaugura el tipo de las denominadas "de cajón", de tanta trascendencia en la arquitectura sevillana posterior. En sus alzados interiores se levantan, sobre cada dos capillas, altos órdenes jónicos apoyados en ménsulas con diseño de capitel dórico, cubriendo su única nave con tres bóvedas vaídas. Tanto interior como exteriormente cuenta con bellas portadas de mármol, sobresaliendo la personal interpretación de su autor en la articulación de los elementos y en la ornamentación de su portada principal, situada a los pies, compuesta a modo de arco triunfal romano donde se incluye un medallón con emblemas de la fe, la esperanza y la caridad, esculpidos por Juan Bautista Vázquez el Viejo en 1564. Portada Tras la muerte de Hernán Ruiz II (1569) le sucede en las obras el italiano Bevenuto Tortello, quien en los escasos tres años que duró su presencia al frente de ellas poco o nada queda reconocible. Ya en el siglo XVII le corresponde a Asensio de Maeda, por entonces maestro mayor de las obras de este hospital, realizar su fachada principal y levantar en ella su gran portada de acceso, la parte más representativa del conjunto, según las trazas dadas por Miguel de Zumárraga; obra de claro carácter manierista de 1618. Jardines Hércules con dos leones y columnas, obra del artista malagueño José López García-Seguiri, en los jardines del Parlamento de Andalucía El edificio presenta su fachada principal precedida por un amplio espacio ajardinado dividido en dos zonas bien diferenciadas entre los que se levanta una alta y amplia verja de hierro. El jardín más exterior, más amplio y con arbolado de mayor porte, abierto para su acceso para el público general; y el más cercano al edificio, realizado a base de setos cuidadosamente recortados que se distribuyen según un trazado simétrico y muy ordenado, adecuado a la solemnidad y el clasicismo de la fachada, de acceso restringido. En este espacio interior se ha incluido en 2007 el grupo escultórico de Hércules con dos leones y columnas que se realizó para la Exposición Universal (la Expo´92), y que estuvo ubicado durante el evento delante del pabellón de Andalucía. Dicho conjunto es obra del escultor y pintor malagueño José López-García Seguiri.4
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Old Hospital of the Five Wounds
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El Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla ue fundado por Doña Catalina de Ribera y Mendoza, que fue esposa de Pedro Enríquez de Quiñones. El hospital acogía a mujeres con diversas enfermedades. Fue dotado de un gran patrimonio, dado en donaciones, y para su constitución fueron otorgadas dos bulas del Papa Alejandro VI, en 1500 y 1502. También obtuvo las bulas de Clemente VII y Julio III en 1524 y 1549 para estar exento de la jurisdicción ordinaria. La bula de la Alejandro VI la solicitó Catalina de Ribera para que sólo se atendieran a mujeres, pero la bula de Clemente VII de 1524 lo hizo extensible a los hombres pobres. Sólo tuvo funciones sanitarias aunque a partir de 1750 se utilizó parte como hospicio. Fachadas El plan de este edificio, el de más envergadura de la España de su tiempo, se basó en el de las fundaciones hospitalarias de los Reyes Católicos, aunque aproximándose más al modelo que en ellos se había copiado, el del hospital Mayor de Milán, obra de Filarete. Concebido como un gran rectángulo con torres en las esquinas y cuyas fachadas se articulan en dos pisos mediante órdenes clásicos, la inicial simetría de su planta planificada alrededor de cuatro grandes patios fue posteriormente alterada al situarse la iglesia aislada en el centro de uno de ellos. El edificio presenta largas fachadas que se dividen horizontalmente en tres cuerpos mediante molduraciones rematadas por una cornisa. Verticalmente se presentan sus huecos entre pedestales, en los que se apoyan órdenes apilastrados dóricos y, sobre éstos, otros jónicos. Los balcones de la planta superior se flanquean entre órdenes abalaustrados, frontones y acróteras, en una ordenación continuada de marcado italianismo. Iglesia Decisiva intervención en la obra tiene Hernán Ruiz II, quien después de ser nombrado Maestro Mayor de las obras de este hospital en 1558, termina algunas de las partes que dejó sin acabar Martín de Gaínza, su antecesor, y remata las torres. Su principal aportación en la construcción consiste en su majestuosa e innovadora iglesia, de planta de cruz latina con cuatro capillas laterales y ábside semicircular delante de la sacristía. Con esta iglesia se inaugura el tipo de las denominadas "de cajón", de tanta trascendencia en la arquitectura sevillana posterior. En sus alzados interiores se levantan, sobre cada dos capillas, altos órdenes jónicos apoyados en ménsulas con diseño de capitel dórico, cubriendo su única nave con tres bóvedas vaídas. Tanto interior como exteriormente cuenta con bellas portadas de mármol, sobresaliendo la personal interpretación de su autor en la articulación de los elementos y en la ornamentación de su portada principal, situada a los pies, compuesta a modo de arco triunfal romano donde se incluye un medallón con emblemas de la fe, la esperanza y la caridad, esculpidos por Juan Bautista Vázquez el Viejo en 1564. Portada Tras la muerte de Hernán Ruiz II (1569) le sucede en las obras el italiano Bevenuto Tortello, quien en los escasos tres años que duró su presencia al frente de ellas poco o nada queda reconocible. Ya en el siglo XVII le corresponde a Asensio de Maeda, por entonces maestro mayor de las obras de este hospital, realizar su fachada principal y levantar en ella su gran portada de acceso, la parte más representativa del conjunto, según las trazas dadas por Miguel de Zumárraga; obra de claro carácter manierista de 1618. Jardines Hércules con dos leones y columnas, obra del artista malagueño José López García-Seguiri, en los jardines del Parlamento de Andalucía El edificio presenta su fachada principal precedida por un amplio espacio ajardinado dividido en dos zonas bien diferenciadas entre los que se levanta una alta y amplia verja de hierro. El jardín más exterior, más amplio y con arbolado de mayor porte, abierto para su acceso para el público general; y el más cercano al edificio, realizado a base de setos cuidadosamente recortados que se distribuyen según un trazado simétrico y muy ordenado, adecuado a la solemnidad y el clasicismo de la fachada, de acceso restringido. En este espacio interior se ha incluido en 2007 el grupo escultórico de Hércules con dos leones y columnas que se realizó para la Exposición Universal (la Expo´92), y que estuvo ubicado durante el evento delante del pabellón de Andalucía. Dicho conjunto es obra del escultor y pintor malagueño José López-García Seguiri.4

Barrios

El barrio intramuros es ahora es conocido como un centro de vida nocturna clave de Sevilla por su alternativa vibrante y su atmósfera diversa. Las opciones de entretenimiento en La Alameda van desde presentaciones de música Heavy Metal o Funk hasta flamenco en vivo . Además de las discotecas, hay muchos restaurantes de cocina Nouvelle y tradicionales, bares de tapas y cócteles, cafeterías y salones de té de estilo árabe en los alrededores del paseo. La Alameda es también el barrio gay-friendly de Sevilla, con pubs y discotecas gay que descubren la zona.
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Macarena
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El barrio intramuros es ahora es conocido como un centro de vida nocturna clave de Sevilla por su alternativa vibrante y su atmósfera diversa. Las opciones de entretenimiento en La Alameda van desde presentaciones de música Heavy Metal o Funk hasta flamenco en vivo . Además de las discotecas, hay muchos restaurantes de cocina Nouvelle y tradicionales, bares de tapas y cócteles, cafeterías y salones de té de estilo árabe en los alrededores del paseo. La Alameda es también el barrio gay-friendly de Sevilla, con pubs y discotecas gay que descubren la zona.
Al terminar el puente de Triana, se alcanza la plaza del Altozano, verdadero centro de referencia del barrio, históricamente era el punto donde convergían los viajeros procedentes de San Juan de Aznalfarache, Tomares y Castilleja de la Cuesta, antes de atravesar el denominado puente de barcas, en dirección a Sevilla. La actual plaza está conformada, sobre todo, por arquitectura del primer cuarto del siglo XX. Destacan el edificio de la Farmacia Murillo, construido por el arquitecto regionalista José Espiau y Muñoz entre 1912 y 1914 y la casa obra de José Gómez Millán. En la misma plaza también destacan la escultura del torero Juan Belmonte, muy vinculado con Triana y que fue inaugurado en 1972, obra de Venancio Blanco y otro dedicado al Flamenco, encargado a Jesús Gavira Alba en el año 1994.​ En la plaza se abre el actual mercado de Triana, en cuyos bajos se encuentran los restos del antiguo Castillo de San Jorge. Este fortaleza fue sede de la Inquisición desde 1481, si bien su construcción inicial de época árabe, data de 1171. En 1792, afectado por el continuo abandono y las sucesivas crecidas del Guadalquivir, se proyectó el derribo completo del castillo y la construcción de un terraplén que elevase el nivel del suelo con una amplia plaza que sirviera como refugio en periodos de riadas. En ejecución de este proyecto se concedió por Real Orden en 1794 el paso de la propiedad desde la corona a la ciudad. Hacia 1823 se derribó y se instaló en su solar el mercado de Triana. En 1990 se demolió el viejo mercado para construir otro más moderno y en su edificación salieron a la luz los restos del castillo y de un cementerio almohade. Se realizaron labores arqueológicas y de conservación. El nuevo mercado se inauguró en junio de 2001. A continuación del mercado se llega al callejón de la Inquisición, ubicado en la confluencia de las calles Castilla, San Jorge y Callao. Fue durante siglo y medio el único testimonio visible de la presencia del antiguo tribunal inquisitorial en Triana. Junto al puente se encuentra la capilla del Carmen, obra del arquitecto Aníbal González, inaugurada en 1928 y que contiene un retablo de la Virgen del Carmen. Desde la citada plaza se abren las principales vías históricas del Triana. En la Calle San Jorge se encuentra el museo de la Cerámica, antigua fábrica de Cerámicas Santa Ana, que tiene su origen en 1870. En la calle Castilla también se encuentra iglesia de Nuestra Señora de la O, sede de la hermandad del mismo nombre, se trata de un templo construido entre los años 1697 y 1702. Frente al puente se inicia la calle peatonal de San Jacinto, que constituye la antigua vía de comunicación con el Aljarafe, donde destaca la iglesia de San Jacinto, perteneciente al antiguo convento de San Jacinto, construido en 1676 para la Orden de los Dominicos. Fue levantada por el arquitecto Matías de Figueroa. Hacia la izquierda, se accede a la calle Pureza, donde destaca la iglesia de Santa Ana, esta iglesia parroquial que data del 1280, de estilo gótico-mudéjar, es la más antigua de Sevilla fue fundada por orden del rey Alfonso X. Tras el Terremoto de Lisboa de 1755 fue reconstruida parcialmente.​ En la misma calle se encuentra la Capilla de los Marineros, fue construida en el siglo XX y constituye la sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana. De forma paralela al río discurre la calle Betis, nombre que hace referencia a la denominación latina del río Guadalquivir, y que aún conserva algunos de los muelles del siglo XIX, conocidas como zapatas, en la calle se encuentra la Casa de la Columnas, edificio que data de 1780 en el lugar que ocupó la antigua Universidad de Mareantes, institución encargada de la formación de marineros para las tripulaciones que partían hacía América, durante los siglos XVI y XVII, el inmueble ocupa dos plantas y se estructura alrededor de dos patios, presenta dos fachadas, una principal, de carácter neoclásico con grandes columnas toscanas, a la calle Pureza, y otra de carácter secundario a la calle Betis. Durante un tiempo se convirtió en patio de vecinos, albergando actualmente un centro cívico municipal.
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Triana
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Al terminar el puente de Triana, se alcanza la plaza del Altozano, verdadero centro de referencia del barrio, históricamente era el punto donde convergían los viajeros procedentes de San Juan de Aznalfarache, Tomares y Castilleja de la Cuesta, antes de atravesar el denominado puente de barcas, en dirección a Sevilla. La actual plaza está conformada, sobre todo, por arquitectura del primer cuarto del siglo XX. Destacan el edificio de la Farmacia Murillo, construido por el arquitecto regionalista José Espiau y Muñoz entre 1912 y 1914 y la casa obra de José Gómez Millán. En la misma plaza también destacan la escultura del torero Juan Belmonte, muy vinculado con Triana y que fue inaugurado en 1972, obra de Venancio Blanco y otro dedicado al Flamenco, encargado a Jesús Gavira Alba en el año 1994.​ En la plaza se abre el actual mercado de Triana, en cuyos bajos se encuentran los restos del antiguo Castillo de San Jorge. Este fortaleza fue sede de la Inquisición desde 1481, si bien su construcción inicial de época árabe, data de 1171. En 1792, afectado por el continuo abandono y las sucesivas crecidas del Guadalquivir, se proyectó el derribo completo del castillo y la construcción de un terraplén que elevase el nivel del suelo con una amplia plaza que sirviera como refugio en periodos de riadas. En ejecución de este proyecto se concedió por Real Orden en 1794 el paso de la propiedad desde la corona a la ciudad. Hacia 1823 se derribó y se instaló en su solar el mercado de Triana. En 1990 se demolió el viejo mercado para construir otro más moderno y en su edificación salieron a la luz los restos del castillo y de un cementerio almohade. Se realizaron labores arqueológicas y de conservación. El nuevo mercado se inauguró en junio de 2001. A continuación del mercado se llega al callejón de la Inquisición, ubicado en la confluencia de las calles Castilla, San Jorge y Callao. Fue durante siglo y medio el único testimonio visible de la presencia del antiguo tribunal inquisitorial en Triana. Junto al puente se encuentra la capilla del Carmen, obra del arquitecto Aníbal González, inaugurada en 1928 y que contiene un retablo de la Virgen del Carmen. Desde la citada plaza se abren las principales vías históricas del Triana. En la Calle San Jorge se encuentra el museo de la Cerámica, antigua fábrica de Cerámicas Santa Ana, que tiene su origen en 1870. En la calle Castilla también se encuentra iglesia de Nuestra Señora de la O, sede de la hermandad del mismo nombre, se trata de un templo construido entre los años 1697 y 1702. Frente al puente se inicia la calle peatonal de San Jacinto, que constituye la antigua vía de comunicación con el Aljarafe, donde destaca la iglesia de San Jacinto, perteneciente al antiguo convento de San Jacinto, construido en 1676 para la Orden de los Dominicos. Fue levantada por el arquitecto Matías de Figueroa. Hacia la izquierda, se accede a la calle Pureza, donde destaca la iglesia de Santa Ana, esta iglesia parroquial que data del 1280, de estilo gótico-mudéjar, es la más antigua de Sevilla fue fundada por orden del rey Alfonso X. Tras el Terremoto de Lisboa de 1755 fue reconstruida parcialmente.​ En la misma calle se encuentra la Capilla de los Marineros, fue construida en el siglo XX y constituye la sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana. De forma paralela al río discurre la calle Betis, nombre que hace referencia a la denominación latina del río Guadalquivir, y que aún conserva algunos de los muelles del siglo XIX, conocidas como zapatas, en la calle se encuentra la Casa de la Columnas, edificio que data de 1780 en el lugar que ocupó la antigua Universidad de Mareantes, institución encargada de la formación de marineros para las tripulaciones que partían hacía América, durante los siglos XVI y XVII, el inmueble ocupa dos plantas y se estructura alrededor de dos patios, presenta dos fachadas, una principal, de carácter neoclásico con grandes columnas toscanas, a la calle Pureza, y otra de carácter secundario a la calle Betis. Durante un tiempo se convirtió en patio de vecinos, albergando actualmente un centro cívico municipal.
La Alameda de Hércules es una importante alameda o jardín público situado en el centro histórico de Sevilla, y por su antigüedad (1574) se clasifica como el más antiguo jardín público de España y de Europa, pese a que en 1570 se construyó uno anterior hoy desaparecido, el Paseo del Prado de Madrid, totalmente transformado, en 1781, durante el reinado de Carlos III en un nuevo tipo, de paseo de salón. El amplio jardín de la Alameda de Hércules es el más extenso de los espacios públicos localizados en el interior del casco antiguo de la ciudad. Se encuentra ubicado en el extremo norte de la urbe amurallada, cercana al río Guadalquivir por un lado y próximo al barrio de la Macarena por otro. Este jardín fue tomado como modelo por otras ciudades a ambos lados del Atlántico. En él se inspiraron las alamedas de San Pablo de Écija (1578), la Alameda de los Descalzos de Lima (1611) y la Alameda Central de Ciudad de México (1592). La Alameda, un barrio presidido por la amplia plaza Alameda de Hércules, es muy popular entre los estudiantes y la gente creativa por su intensa vida nocturna. En sus bares de tapas se ofrecen platos de moda como ceviche y sushi. También hay locales con jazz en directo y noches de micro abierto, además de discotecas y bares gais abiertos hasta altas horas de la noche. El Espacio Santa Clara, ubicado en el cercano barrio de San Vicente, organiza exposiciones de arte y espectáculos de flamenco en un antiguo monasterio.
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Alameda de Hércules
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La Alameda de Hércules es una importante alameda o jardín público situado en el centro histórico de Sevilla, y por su antigüedad (1574) se clasifica como el más antiguo jardín público de España y de Europa, pese a que en 1570 se construyó uno anterior hoy desaparecido, el Paseo del Prado de Madrid, totalmente transformado, en 1781, durante el reinado de Carlos III en un nuevo tipo, de paseo de salón. El amplio jardín de la Alameda de Hércules es el más extenso de los espacios públicos localizados en el interior del casco antiguo de la ciudad. Se encuentra ubicado en el extremo norte de la urbe amurallada, cercana al río Guadalquivir por un lado y próximo al barrio de la Macarena por otro. Este jardín fue tomado como modelo por otras ciudades a ambos lados del Atlántico. En él se inspiraron las alamedas de San Pablo de Écija (1578), la Alameda de los Descalzos de Lima (1611) y la Alameda Central de Ciudad de México (1592). La Alameda, un barrio presidido por la amplia plaza Alameda de Hércules, es muy popular entre los estudiantes y la gente creativa por su intensa vida nocturna. En sus bares de tapas se ofrecen platos de moda como ceviche y sushi. También hay locales con jazz en directo y noches de micro abierto, además de discotecas y bares gais abiertos hasta altas horas de la noche. El Espacio Santa Clara, ubicado en el cercano barrio de San Vicente, organiza exposiciones de arte y espectáculos de flamenco en un antiguo monasterio.